VOLVER

DRAE.es

Hace casi dos años que no me enfrentaba al frío olímpico de la escritura para mí, para decir todo lo que quiero, una palabra a la vez.

Entre cambios y logros, creo que ya superé mis propias metas–las del presente de ese entonces. También, me adapté al embeleco indescifrable que, cada día, nos presenta este país tan folclóricamente descabronado… y sin aparente remedio.

He aprendido mucho. Hemos aprendido (para ser justo y realista): a son de huracanes, terremotos y pandemias, los puertorriqueños estamos más que graduados Summa Cum Fraude por tanto lidiar con la inacción, la pobreza, la dejadez, la incertidumbre y, sobre todo, ese estado impávido del morón que, aún sabiéndose tal, reitera su discurso como si, al hacerlo, se cancelaran todos sus horrores.

Para mirar todo este proceso con justicia –y con mucha diversión, porque esto no es pa’ sacar buena nota ni pa impresionar a nadie–, revisé las definiciones de la RAE sobre el verbo en cuestión. De las muchas disponibles, escogí la tercera acepción: me dirigo a otras cosas que aún no sé siquiera qué son, cómo llegarán y para qué servirán. Entendí que debía asegurarme que sí, que esto era lo que realmente quería y bueno, decidí tomarme un riesgo inusual.

Así fue que, a cinco días del encierro dictaminado por el gobierno, celebré mi cumpleaños en absoluta desnudez.

Frente a la puerta del balcón que da a la calle, lucí con absoluto desparpajo el vestido original con el que nací un Viernes de Dolores, hace 56 años. La cuarentena impuso celebración sin fiestorios cumpleañeros ni acercamiento social con la gente querida. Entonces, en vez de celebrarme, asumí el rol de Pater Salvatoris y Director del Departamento del Consuelo de los Afligidos. “Big mistake”, dijo Vivian Ward (Julia Roberts) en Pretty Woman. “Huge!” Es que me olvidé de mí, coño. Al percatarme, el nivel de encabronamiento asumió proporciones catastróficas y dije un “no” que, de seguro, desbarató varias de mis neuronas.

Así pues, sin más ropa que el sudorcito que se condensaba sobre mi piel desnuda, observé con calma la avenida desierta. Las luces del condominio de enfrente estaban todas apagadas. El silencio se saboreaba denso y empalagoso, como la leche condensada. Abri los brazos y me sentí. Me escuché. Me respiré. Y me abracé. Me agradecí y me felicité: “¡Coño, Jorgito, mira qué bien estás! ¡Disfrútalo!”.

Fue cosa de un minuto –tampoco es que se me trepó un espíritu exhibicionista. La inmensa libertad que disfruté en ese breve momento, mientras mi mente se apaciguaba, fue apoteósica. Indescriptible. Sin fanfarrias ni abalorios: yo, desnudo de piel y de todo artificio, estaba allí, presente. Solo. Conmigo.

Entonces fue que decidí volver. A contarme cuentos. A inventarme canciones. A celebrarme, a fotografiarme, a servirme un plato y saboreármelo sin remordimientos. Y, sobre todo, a enamorarme del ser que habito en esta experiencia humana: además de ser la persona con quien me acuesto y me levanto, tengo que hacer las paces con él. La razón es muy sencilla: por lo que me queda de viaje, este Yo Mismo será mi compañero de lucha mientras me encamino a algo. Que aún no sé lo que es, pero ahora no importa mucho.

Pues nada, que ya está más que claro. Divina divinísima, vuelvo como la Dafne Morrison: igual de dementa. Eso sí: no pienso irme de rumbera cubana. Ni pa’l carajo.

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Published by Jorge Pérez-Renta

Jorge Perez-Renta, Ph.D., is a senior content writer for TV, documentary, and film, a university professor, and a former Op-Ed columnist. Also, he has worked as a translator for theater and musical plays and is a published author. He has an extensive career in creative/media content. Including sitcoms and dramedies, TV documentaries, weekly health/wellness reviews, and educational shows. His alter ego, perezrentaj, writes and performs humor-filled remarks about his personal life, strange relationships, social anxiety, and queer experiences in his blog (WordPress) while working on forthcoming creative projects.

One thought on “VOLVER

  1. Amigo, que amigo, tengo el derecho de llamarte hermano carajo, eres simplemente DIVINO. Agradezco al cosmos de tenerte en mi reino y de contar con tu oído, hombro y alma. GRACIAS

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